“¡Vivir en Constitución!”: ¿Utopía, distopía o protopía?

6 de noviembre de 2023

B. Génesis Rodríguez

Hace ya varios años, en noviembre de 2015, se publicó el primer tomo de los “Discursos del Presidente del Tribunal Constitucional”, cuyo prólogo fue realizado por el Maestro Adriano Miguel Tejada (q. e. p. d.). Como señala el mismo Profesor Tejada, dicho tomo recoge los discursos pronunciados en los primeros años de vida del Tribunal Constitucional por su Presidente, el Magistrado Milton Ray Guevara, con un solo propósito: cómo construir una cultura constitucional en una sociedad que ha vivido más autoritarismo que Democracia. Los discursos y exhortaciones que aparecen en dicha obra “reflejan la aspiración de construir esa democracia constitucional, de fortalecer una República basada en la ley como la soñó Juan Pablo Duarte y de crear las condiciones para que desde la obediencia a las normas se pueda fomentar el desarrollo nacional, con justicia social y libertad para todos”.

Y es que, hoy Día de la Constitución, me parece una gran oportunidad para hacer una reflexión sobre la expresión “Vivir en Constitución”, la cual me parece una forma bastante acertada de titular esa aspiración de mejor sociedad y futuro que, salvo excepciones, tenemos todos —o, idealmente, deberíamos tener todos—como ciudadanos.

Según el autor Michael Shermer, las utopías son visiones idealizadas de una sociedad perfecta. La palabra utopía significa “no lugar” porque cuando los humanos imperfectos intentan la perfección —personal, política, económica y social— fallan. Por ello, el reflejo sombrío de las utopías son las distopías, con sus experimentos sociales fallidos, regímenes políticos represivos y sistemas económicos autoritarios que resultan de poner en práctica los sueños utópicos. ¿Qué, entonces, debería reemplazar la idea de las utopías? Una respuesta podría encontrarse en otro neologismo: protopía, un progreso incremental compuesto de pasos hacia la mejora, no la perfección (Cfr. Heavens on Earth: The Scientific Search for the Afterlife, Immortality, and Utopia, publicado por el autor en 2018 y retomado por la revista digital aeon).

Así pues, como sociedad, debemos hacer un ejercicio de reflexión profundo y pensar cómo estamos y hacia dónde vamos; si realmente estamos trabajando, así sea de a pequeños pasos, en mejorar cada día como país; si estamos actuando en procura de mejorar y lograr la consecución de los ideales que inspiran nuestra Constitución. Debemos pensar, como sociedad, si desde la individualidad de cada uno de nosotros, desde la familia, desde las empresas, se están promoviendo principios y valores que nos acerquen a lograr ese Estado que nos propone nuestra Constitución.

Ahora bien, nada de esto es posible si no interiorizamos que eso solo se puede lograr desde el respeto a los derechos y libertades individuales y colectivos; si siempre aspiramos y trabajamos para que nuestros discursos no sean motivados por el odio; para que lo legal y lo justo vayan de la mano. Pero sobre todo, como siempre me gusta recordar, si el accionar de todos los dominicanos, especialmente el de aquellos que nos dirigen, se fundamenta en la letra del texto constitucional y en los valores que la concibieron;  si entendemos que más que un simple pedazo de papel, nuestra Constitución debe ser siempre la base para pasar del Estado de Injusticias en el que la praxis política ha convertido nuestra vida republicana, a un Estado donde se tenga como sistema el ideal de los fundadores de la Patria, un Estado donde pasemos a ser devotos de los derechos de los demás, donde dejemos atrás el comportamiento de “lo mío es mío y de lo tuyo, ya veremos” y pasemos a contribuir a eso que muchos llaman el derecho a la felicidad o la felicidad colectiva, y que, como me gusta recordar en palabras del maestro constitucionalista, el Doctor Juan Manuel Pellerano Gómez- (EPD), donde el accionar de las autoridades se deba al “dominicano de a pie” que día a día tiene que luchar para que sus derechos no sean desconocidos.

Hoy Día de la Constitución, invito a todos los dominicanos, especialmente a los jóvenes, por ser quienes tenemos en nuestras manos la mayor cuota de responsabilidad en la difícil tarea de construir un futuro que valga la pena vivir para las futuras generaciones, a enfocarnos en que nuestras acciones diarias se traduzcan en ejemplo vivo de cómo quisiéramos que se describa nuestra sociedad al mirar hacia atrás, para que dicha retrospección sea orgullo  e inspiración para muchos otros y preservemos nuestra querida República Dominicana con los ideales sobre los cuales fue concebida. Dicho en otras palabra, que podamos permitirnos experimentar lo que significa VIVIR EN CONSTITUCIÓN.

¡Feliz Día de la Constitución!

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